La Casa Blanca evalúa adoptar un enfoque más global para frenar la violencia derivada de las armas de fuego: no sólo prohibir los fusiles de asalto, sino realizar mayores controles sobre la compra de revólveres y pistolas, informó ayerThe Washington Post , al día siguiente del nuevo tiroteo en Aurora, Colorado, el lugar donde hace medio año se produjo una matanza en el estreno de la película “Batman”.
Según el diario de la capital norteamericana, una comisión encabezada por el vicepresidente Joe Biden, por encargo del presidente Barack Obama, está preparando una reforma más drástica para una reorganización legislativa completa de esta temática.
Entre las medidas contenidas, figura un control del movimiento y venta de armas a través de una base de datos nacional, mayores controles sobre salud mental y multas severas a quien vaya con armas de fuego cerca de una escuela o se las entregue a menores.
A raíz de la fuerte conmoción causada por el tiroteo en la escuela de Connecticut, que acabó con la vida de 20 niños de entre seis y siete años, y 6 adultos, se reavivó el debate sobre el control de la venta de armas en el país y la Casa Blanca parece haber elegido la línea dura para afrontar este delicado tema.
Para elaborar la nueva normativa, Biden habría colaborado codo a codo con varios asesores del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg –en primera línea en esta batalla por la seguridad– para reducir la enorme cantidad de armas que circulan por las calles de Estados Unidos.
Además, la Casa Blanca desarrolló otras estrategias, como conseguir el apoyo de Wal-Mart y otras grandes cadenas de venta de armas sobre medidas que beneficiarían sus negocios, informa el diario.
El texto que Biden debería llevar ante el Congreso para finales de mes prevé, en concreto, un control encomendado a las fuerzas de seguridad de los requisitos universales sobre quien puede poseer un arma, así como un reforzamiento de los test de salud mental a los que someter a quienes desean comprar fusiles y pistolas.
La reforma también introduce la idea de una base de datos nacional sobre los movimientos de las armas, a partir de su primera adquisición, y p revé multas y sanciones severas a quien deambula armado cerca de escuelas.
Una vez presentada la reforma, el mismo Obama lanzará una gran campaña para obtener el apoyo popular a estas medidas que, según muchos estadounidenses, son contrarias a la Constitución, ya que la Segunda Enmienda ratifica la libertad de tener armas. Por esa razón se esperan reacciones de las organizaciones armamentistas, que en Estados Unidos están muy extendidas.
Por Clarín
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